Gracias a la visión desprejuiciada de Martine Verhoeven la película de 1987 RoboCop se convirtió en el icono de ciencia ficción de los ochenta que fue y que todavía pervive. Puede que incluso no se hubiese llegado a rodar la película. Jon Davison, productor del proyecto, había contactado con todos los directores con un mínimo de talento que conocía, pero sin excepción rechazaron el encargo por no querer cargar con una historia de ciencia ficción aparentemente tan simple en su filmografía. Su título, sobre todo, era lo que más les echaba para atrás.

Barbara Boyle, colega de Davison, le envió el guion a Paul Verhoeven, que se encontraba trabajando en Holanda. Tras leerlo le pareció tan estúpido que lo tiró a la papelera, sitio del cual fue rescatado por Martine, quien supo ver el trasfondo de la historia de este cíborg policía que se convertiría en el primer proyecto cinematográfico de Verhoeven en Estados Unidos y también su debut en el género de ciencia ficción. Crítica social en forma de sátira con temas como corrupción, gentrificación o liberalismo salvaje son algunos de los temas que trata de manera tan particular el guion de Edward Neumeier y Michael Miner, realzado con el ingenio y capacidad de hipérbole de Verhoeven, cuya acción se sitúa en Detroit en un futuro cercano.

El cuerpo de policía de la violenta ciudad ha pasado a ser controlado por una empresa privada, que mantiene a los agentes en unas condiciones demasiado precarias para la labor tan peligrosa que realizan. POC (Productos Omni Consumo) es una gran corporación que está implicada en el desarrollo urbano del lugar: la creación de una nueva ciudad, Delta City, que sustituirá a la vieja Detroit y cuyo proceso de construcción dará pingües beneficios a sus ejecutivos. Puesto que no quieren invertir en mejorar las condiciones de trabajo de los policías, POC desarrolla un robot, el RP-209, enorme, bípedo, con un buen arsenal de armas incorporadas y no humanoide para mantener la paz en las calles de Delta City con el mínimo gasto posible. Un problema: no tiene capacidad para valorar las situaciones y se convierte en un peligro en sí mismo.

Cuando un proyecto fracasa se abre la veda para que nuevas iniciativas salgan adelante, y esta es la oportunidad que aprovecha Bob Morton (Miguel Ferrer), agresivo ejecutivo de POC. La diferencia de su propuesta con respecto a RP-209 es el factor humano que supone utilizar como base de su robot un agente de policía real, en este caso Alex Murphy (Peter Weller), para así crear un cíborg.

B0009900 Neurotransmitter in limbic areas

Sistema límbico humano marcado por un neurotransmisor. https://www.flickr.com/photos/wellcomeimages/16559035167/

 

No está muy clara la tecnología que se utiliza para la creación de RoboCop, cómo funciona la interacción entre los componentes biológicos y cibernéticos. Por supuesto, su cuerpo es de titanio para soportar disparos y todo tipo de agresiones, y aunque su visión se supone que tiene lugar a través de una interfaz similar a una cámara tiene rostro y ojos de apariencia humana. Sorprendentemente tiene un sistema digestivo a través del cual aporta nutrientes a la parte biológica que aporta Murphy al agente robótico.

Entre las partes orgánicas que mantiene se encuentran varias estructuras cerebrales. En la historia se indica que su memoria ha sido borrada por algún tipo de procedimiento, pero lo que sí parece que permanece intacto es su sistema límbico. En un momento de la historia RoboCop asevera que no se acuerda de su familia (la familia de Murphy), pero que los siente. Precisamente son las respuestas ante estímulos emocionales las que ejecutan las estructuras que componen el sistema límbico. El placer, el miedo, o el impulso sexual son algunos de los procesos que media el sistema límbico, quien se encarga, gracias al trabajo realizado por la evolución y la selección natural, de respuestas rápidas que aseguran la supervivencia de la especie.

El sistema límbico de RoboCop sería, por tanto, uno de los factores de su éxito, puesto que es capaz de tomar las decisiones correctas en situaciones de peligro para él y para quienes protege. Todo ello con el hándicap que le viene dado por su parte robótica, la obediencia a una programación que incluso puede entrar en contradicción con los objetivos para los que ha sido desarrollado: servir a la ciudadanía, proteger al inocente y mantener la ley.

Atribución dibujo de RoboCop:

http://beckzera.deviantart.com/art/Robocop-Quick-Sketch-407819804