Los dilemas éticos de los coches y la tecnofobia de Will Smith en Yo, robot
El inspector Spooner (Will Smith), protagonista de la película Yo, robot (Alex Proyas, 2004) se manifiesta totalmente tecnófobo en un futuro (año 2035) en el que robots de todo tipo realizan gran parte del trabajo y se han convertido en los asistentes personales perfectos para el ser humano. Sistemas capaces de ser programados para realizar la demolición de un edificio a la hora señalada, coches que conducen de forma autónoma sin intervención humana o vehículos dotados con la capacidad de recoger al momento los restos de un accidente de circulación son sólo algunos ejemplos de la presencia de las máquinas en la vida de estos humanos del futuro. Los robots estrella al comienzo de la película son los humanoides NS-4, que ofrecen todo tipo de asistencia y compañía a sus dueños. La razón de la aprensión de Spooner hacia estas máquinas tiene mucho que ver con un dilema planteado en un estudio científico publicado recientemente. Tras un accidente de tráfico, el vehículo de Spooner y otro quedan sumergidos en el río Chicago con sus ocupantes dentro. Un camión les acaba de arrollar. El protagonista de la historia viaja solo, pero en el otro coche, además del conductor, que muere en el acto, se encuentra una niña de 12 años en el mismo aprieto. Un robot NS-4 acude por propia iniciativa al rescate y, según sus algoritmos, decide salvar en primera instancia a Spooner porque tiene una probabilidad mayor de sobrevivir. Desobedece, por tanto, a sus órdenes instándole a que salve a la pequeña. […]
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