El sistema límbico de RoboCop
Gracias a la visión desprejuiciada de Martine Verhoeven la película de 1987 RoboCop se convirtió en el icono de ciencia ficción de los ochenta que fue y que todavía pervive. Puede que incluso no se hubiese llegado a rodar la película. Jon Davison, productor del proyecto, había contactado con todos los directores con un mínimo de talento que conocía, pero sin excepción rechazaron el encargo por no querer cargar con una historia de ciencia ficción aparentemente tan simple en su filmografía. Su título, sobre todo, era lo que más les echaba para atrás. Barbara Boyle, colega de Davison, le envió el guion a Paul Verhoeven, que se encontraba trabajando en Holanda. Tras leerlo le pareció tan estúpido que lo tiró a la papelera, sitio del cual fue rescatado por Martine, quien supo ver el trasfondo de la historia de este cíborg policía que se convertiría en el primer proyecto cinematográfico de Verhoeven en Estados Unidos y también su debut en el género de ciencia ficción. Crítica social en forma de sátira con temas como corrupción, gentrificación o liberalismo salvaje son algunos de los temas que trata de manera tan particular el guion de Edward Neumeier y Michael Miner, realzado con el ingenio y capacidad de hipérbole de Verhoeven, cuya acción se sitúa en Detroit en un futuro cercano. […]
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